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18 octubre, 2024

Qué controles fallaron para que una mujer se haya robado una beba de una maternidad

La identificación con las pulseras es clave. Pero cada maternidad tiene además sus propias medidas de seguridad.

Uno de los peores miedos de quienes acaban de convertirse en madres y padres se hizo real este miércoles a la mañana en el Hospital Allende de Ingeniero Budge: una mujer simuló ser enfermera y se robó a una beba recién nacida.

La noticia ahora produce algo más que miedo. Aporta información sobre un enorme punto de fuga en la seguridad de una importante maternidad.

¿Qué controles fallaron para que alguien haya podido llevarse a una beba que no es suya?

La primera aclaración es que no todos las maternidades, sean en clínicas privadas u hospitales públicos, tienen en lo cotidiano estrictamente el mismo funcionamiento. Pero sí hay un protocolo. Y está enfocado, entre otras cosas, en que no haya “errores”.

Rubén Almada es especialista en tocoginecología y sub director médico de la Maternidad Sardá, una insignia porteña entre las 12 maternidades públicas de la Ciudad. Entró a esa institución en mayo del 1986 como residente y dice a Clarín que nunca vio en su carrera que efectivamente alguien se haya llevado un bebé cuando no le correspondía.

La búsqueda de la beba se extendió durante siete horas. Foto: Maxi Failla

“Sí pasó que, antes de las pulseras, que en otros hospitales había confusiones. Pasaba en el momento en que se los llevaban para cambiarlos. Y las madres en ese momento reconocían a los bebés por la ropa que les habían llevado. Pero los bebés no salían del hospital“, detalla.

El protocolo de las pulseras es crucial. Es el mecanismo por excelencia en el que se produce la primera identificación visual con la persona que gestó al bebé.

“Al momento de ingresarla en trabajo de parto, a la mujer se le coloca una pulsera con sus datos (personales y un número). Esa pulsera tiene dos pulseras gemelas, que se le colocan al bebé en la muñeca y en el pie. ¿Por qué en dos zonas? Por si tiene que quitarse alguna por un estudio o intervención. ¿Qué pasa si se rompe la pulsera de la madre? El o la obstetra tiene que chequear por qué se rompió y colocar una nueva”, explica Almada.

Después de la cuestión unificada e inequívoca de las pulseras (algo que se hace sí o sí y en todos lados), empiezan las particularidades de cada centro de salud. 

En la Sardá, por ejemplo, hay tres puertas de ingreso. Una está bloqueada para evitar el alto tránsito y controlar mejor a quienes entran y salen. Además, una vez que finaliza el horario de los consultorios externos sólo queda habilitada la puerta de la guardia.

La seguridad la aporta una empresa privada que paga el Gobierno de la Ciudad y el ingreso a internación, para las madres que tienen cesárea o están por dar a luz de forma natural, también es por un único acceso: hay una mesa de entrada en la que hay que registrarse (se permite un sólo acompañante).

“Esto es bien distinto a lo que pasa en el resto de las maternidades que también son hospitales generales y hay muchísima gente. Igual, una maternidad no es un sistema carcelario. Por eso las parejas de quienes paren tienen acceso irrestricto para acompañar. Creemos en la importancia de esa compañía. Simplemente, queremos controlar bien“, remarca.

En el caso de quienes visitan, aunque sea el progenitor, tiene que decir quién es, a quién va a ver y a qué habitación se dirige. Una vez en el área de habitaciones, tienen que anunciarse en enfermería por segunda vez.

Eso corre para las visitas. ¿Qué pasa cuando se intenta salir con un bebé?

“El bebé nunca va sólo. Ni si se lo llevan a hacer un estudio. Nunca es movilizado de al lado de la madre. Si la mujer misma puede moverse, lo acompaña. Si no, va el padre o un familiar. Es que los pacientes no tienen por qué saber si esa enfermera que se quiere llevar al bebé por algo es realmente una enfermera“, marca Almada.

En el caso del robo de la beba en Lomas de Zamora, una mujer vestida como enfermera ingresó a las 9.30 a la habitación 107 del Hospital Allende y se la llevó con la excusa de que necesitaban hacerle un estudio. Justo un día antes había nacido sin problemas. La mujer, que aún no identificada, quedó registrada en las cámaras de seguridad al salir del hospital con la criatura en brazos. Nadie la frenó ni controló su pulsera.

“El protocolo indica que en el momento del alta (que reciben y firman los enfermeros previa indicación de los médicos), también se emite la epicrisis (el papel de externación, con todo lo que sucedió y fue administrado durante la internación) y personal de vigilancia luego chequea pulseras, anota los nombres y, si coincide, las corta y quedan en el hospital esas pulseras”, sigue el ginecólogo. Ese es el último y más importante control de seguridad.

En el caso de los sanatorios privados, como en el Mater Dei o el Otamendi (también en el Anchorena, pero en general sucede en todo el ámbito privado) incluso los bebés no pueden salir en brazos de padres y madres. Por una cuestión de seguro, tienen tienen que ser acompañados por una enfermera, que los lleva en la cuna transportadora. No es así en el sector público.

Maria Beatriz Lestingi también trabaja en obstetricia desde la década del 80. Actualmente se mueve entre el sector público y privado y explica a Clarín cómo es la seguridad en la maternidad del Piñero. No es cualquier centro de salud público, es uno que antes de la pandemia tenía ,en promedio, 3.500 partos por año y hoy eso se redujo a 1.500.

“Están las pulseras identificatorias, claro. También hay un control de seguridad en planta baja y en el segundo piso, donde está la ‘unidad’, como llamamos a las salas (de entre 6 y 8 camas juntas) donde están las mujeres antes y después del parto. Pero no hay cámaras de seguridad en los pasillos. Y en ningún hospital público vas a ver que se acompañe a madres y padres al salir. Salen solos y con los bebés en brazos. Pero se controla el ingreso y la salida de los bebés, sobre todo con las pulseras”, comenta.

En la maternidad del Piñero también hay un guardia de seguridad en el primer piso, donde están las salas de parto o quirófanos. Son varios y variados los niveles de seguridad que hay que pasar antes de llevarse un bebé que no es propio.

PS

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