Boca Juniors consiguió este martes un valioso empate sin goles con Corinthians en San Pablo gracias a Agustín Rossi, que atajó un penal al filo del descanso, en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores.
Más allá de la atajada de Rossi, una de las grandes figuras de la noche en Brasil fue Cássio Ramos, el histórico arquero del equipo local, quien respondió con eficiencia cada vez que Benedetto, Villa y compañía se aproximaron a su arco.
En una noche sin goles, el que se anotó como protagonista de la velada fue el VAR, con una actuación que dejó otra vez con bronca a los hinchas del equipo argentino.
Vale mencionar que en la fase de grupos de la Libertadores no hubo VAR, y en esta primera vez de 2022 volvió a fallar en contra de los de azul y oro. El último recuerdo de Boca con tecnología por Conmebol era nefasto: los octavos de final de 2021, contra Atlético Mineiro, cuando le anularon un gol en la Bombonera y otro en Belo Horizonte, desatando la ira del conjunto que dirigía Miguel Ángel Russo, el plantel demorado en una comisaría y una catarata de sanciones.
Las polémicas ante Corinthians
El penal para Corinthians fue penal: el VAR revisó la acción pero no necesitó intervenir. Marcos Rojo estiró su brazo de manera poco prudente e impactó contra el rostro del futbolista brasileño. El zaguero fue amonestado y, suerte para él, apareció Rossi para evitar el gol del Corinthians. El chileno Tobar pareció acertar en ese fallo.
En el segundo tiempo, Corinthians pidió otro penal, aunque esta vez el piletazo de Adson frente a la marca del juvenil Sandez fue demasiado exagerado como para que el árbitro comprara la falta. El VAR revisó, poniendo al borde de un ataque de nervios a los hinchas de Boca, pero finalmente no sancionó la infracción, porque consideró que hubo un “contacto muy leve”, amplificado por el futbolista del conjunto paulista. ¿Hubiera actuado de la misma manera si el Timao no tenía el penal del primer tiempo? No se sabe pero queda planteada la duda.
Y luego llegó la gran polémica de la noche, con Villa encarando por la izquierda a pura velocidad y cediendo para Benedetto un pase filtrado que no llegó a destino porque apareció el brazo del marcador corinthiano Bruno Méndez. Todo Boca reclamó la acción, que Tobar ni siquiera llegó a detectar, pero el VAR no convocó al chileno para revisar la imagen.
¿Fue mano? Fue mano. ¿Debía ser penal? Allí empieza a tallar la subjetividad, como casi siempre en fútbol. El defensor parece tener el brazo “en posición natural” (como se dice ahora) y es la pelota la que va dirigida hacia su extremidad, y no al revés. Este fue, de hecho, el argumento al que se aferraron los árbitros del VAR para no convalidar la falta. “Está muy pegado al cuerpo. Me parece posición natural“, esgrimieron sobre el brazo derecho del futbolista uruguayo.
De todos modos, también es cierto que en este tiempo de criterios disímiles y penales insólitos, la jugada al menos merecía que sea Tobar el que definiera si debía sancionarse o no con penal. De ahí el enojo de los hinchas de Boca, que otra vez ven con cierta parcialidad al VAR, “pateando” en contra. Habrá que ver qué pasa en la Bombonera.