El martes pasado, se reunió el Partido Justicialista bonaerense bajo la conducción de Máximo Carlos Kirchner. El hijo de Cristina comandó una cita donde se repartieron las secretarías del partido peronista, asunto que no merecería demasiada atención por fuera del microclima político sino fuera por cómo se decidió la repartija: hubo gestos para todos los sectores del oficialismo que revisten dentro del partido gobernante, en un intento de aplacar la salvaje pelea que se da en la cúpula máxima del Gobierno.
El diputado y jefe de La Cámpora se sentó en la cabecera de una mesa, escoltado por dos mujeres: la vicegobernadora Verónica Magario, que representa el poder interno de La Matanza junto a su jefe político, el intendente Fernando Espinoza. Y por Mariel Fernández, la intendenta de Moreno, integrante del Movimiento Evita y esposa de Esteban “Gringo” Castro, un duro dirigente social de la CTEP, allegado a los líderes evitistas Fernando “Chino” Navarro y Emilio Pérsico.
Además de ese gesto ya ampliado a otros sectores internos por fuera del cristinismo paladar negro, lo más llamativo del encuentro partidario bonaerense fue la presencia de los tres ministros-intendentes que forman parte del Gabinete de Alberto Ángel Fernández: Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta y Jorge Ferraresi lideran los ministerios de Obras Públicas, Desarrollo Social y Hábitat pero siguen siendo los caciques peronistas de San Martín, Hurlingham y Avellaneda. Son tres hombres que conocen la política del Conurbano, que tomaron licencia en sus distritos para jugarse parte de su capital político para sostener al Presidente de la Nación pero que hoy, comprenden que si no accionan en el sentido de la unidad partidaria sin exclusiones, correrán el riesgo hasta de perder el poder en sus comarcas.
Esto quedó manifiesto en el almuerzo previo a ese cónclave, que sucedió el mismo martes en un quincho de la ciudad de La Plata. Martín Insaurralde, jefe comunal de Lomas de Zamora y hoy jefe de Gabinete de la gobernación bonaerense, acondicionó un local platense para ese asado, junto al presidente de la Legislatura Federico Otermín.
En esa comida, hablaron los ministros nacionales y Andrés “Cuervo” Larroque, hombre de La Cámpora, ministro de Axel Kicillof y uno de los interlocutores que Katopodis, Zabaleta y Ferraresi tienen en el cristinismo. Larroque ha aflojado con sus declaraciones públicas y ha puesto energía en acercar puentes internos. En esa conversación, fue determinante Fernando Espinoza: el intendente matancero lanzó una frase: “Tenemos que estar unidos y juntos ante el espanto”. El “espanto” lo representa el consabido “Ah pero Macri” que suelen usar todos estos dirigentes en sus declaraciones públicas. Pero fundamentalmente, el temor de todos los contertulios es verse lejos del poder desde diciembre de 2023, cuando concluya la actual presidencia albertista.
La conversación se sinceró en un momento ante un Máximo bastante silente: “Tiene que ser hasta que entienda Alberto”, en relación a la posición aún testaruda del jefe de Estado en no conversar con su vicepresidenta. Aunque en el camporismo valoraron un hecho: el despido veloz de Matías Kulfas por parte del Presidente, al poco rato del tuit de CFK donde fustigó a “ataques que ejecuten funcionarios del propio gobierno del Frente de Todos… sin dar la cara, en off, mintiendo y utilizando periodistas”.
Uno de los ministros-intendentes pidió a los dirigentes “entrar en la casa de la gente” a la vez de “ordenar la gestión y la política”. Así, reclamó pedirle a los militantes (la mayoría, funcionarios de las administraciones nacional y bonaerense) volver a caminar los barrios y a los más altos dirigentes dejar de lado rencillas como las del Gasoducto Néstor Kirchner o la discusión interna sobre la segmentación de tarifas, algo donde La Cámpora cruza fuerte a la gestión de Alberto. También se habló, en ese marco de unidad, de sumar a dirigentes sindicales; por eso, se vio en la reunión partidaria a Omar Plaini, Abel Furlán y Pablo Moyano.
El tema de la Seguridad también se habló entre los intendentes, donde además de Fernando Espinoza estaba Mariano Cascallares, el activo alcalde de Almirante Brown, de buen diálogo con el albertismo como con Máximo y con Insaurralde. Sobre estos asuntos, estos dirigentes quedaron en reunirse en breve para abordar los problemas políticos y enfocarse en mejorar desempeños con vías a la pelea política de 2023, con el gobernador Axel Kicillof y con el presidente Fernández. “No va solo la unidad de boca; si Alberto todavía no entiende, hay que hablar más con él”, le insistía un intendente a un ministro mientras dejaban el quincho camino a la reunión partidaria en La Plata. El pedido para Kicillof será en el sentido de mejorar la gestión provincial para la pelea mayor que, obviamente será en el Conurbano, territorio donde el kirchnerismo se juega -siempre- su suerte.