Cuesta entender la lógica que manejan Juan Román Riquelme y sus amigos del Consejo de Fútbol en Boca. No parece una táctica motivacional acusar de perdedores a los jugadores un día antes de un partido clave. Mucho menos pelearse con ellos.
Claro que se podría recordar cuándo y cómo comunicó el Riquelme jugador su salida del club (antes de la final de Copa Libertadores 2012 contra el mismo rival, Corinthians) y el efecto que produjo en el equipo que por entonces dirigía Julio Falcioni.
También es curioso el momento elegido para informar el despido de Sebastián Battaglia (mientras River recién empezaba a jugar con Vélez, es decir: estaba vivo en la competencia).
Sebastián Battaglia y su última función como DT de Boca. Foto: Sebastián Alonso
Todo es extraño, pero nada es casual: el Consejo necesita consejos.
Asesoramiento, tal vez.
Son varios los casos en que sus resoluciones fueron polémicas: además de los despidos de entrenadores, los casos Villa, Salvio, Almendra… Distintos, pero como mínimo mal comunicados. Para ellos, la culpa siempre es de los medios.
¿Qué hubiera pasado si Benedetto metía alguno de sus dos penales y Boca clasificaba con River eliminado? ¿Hubiera seguido Battaglia? ¿Borrarían igual a Izquierdoz? ¿Cómo sería la convivencia entre perdedores que ganaron y el Consejo?